La traducción

La traducción se desarrolla en el ámbito de la escritura. Este oficio es en cierto sentido más delicado que la interpretación, dado que la palabra escrita queda impresa. La consulta de fuentes es fundamental. No basta con saber idiomas para traducir. Hay que profundizar en las definiciones y elegir el término equivalente o, en algunos casos, el que más se acerque al término de partida.

Internet, tal y como se presenta hoy, constituye sin duda una gran ayuda, pero también es un arma de doble filo. Hay que seleccionar cuidadosamente las fuentes que se consultan y comprobar su procedencia. La mejor base para la consulta sigue siendo el diccionario, tanto en formato papel como electrónico; a partir de ahí, la red proporciona el resto.

«El arte de encontrar equivalencias»

Actualmente este oficio se ha mecanizado notablemente a través de programas de traducción asistida, por ejemplo Trados, Wordfast, Déjà Vu, memoQ y otros, nacidos como una herramienta para simplificarle el trabajo al traductor mediante una segmentación del texto, la creación de memorias de traducción y otras facilidades, que conviene utilizar cuando se abordan textos muy repetitivos y voluminosos.

Independientemente de la tecnología, el oficio sigue siendo equiparable al de un artesano que crea su obra, a un carpintero que talla la madera. Sin ese toque personal que hace que se entre en un texto, se sienta y se haga propio, la traducción se reduce a una mera equivalencia de palabras, a una mecánica aplicación de fórmulas. Para eso no hace falta un profesional.

Mis idiomas de trabajo: italiano, español e inglés.

Muchas más combinaciones de idiomas con mi equipo de compañeros

Áreas de especialización

Razones para trabajar conmigo

  • Ante todo, la CALIDAD

Todas las traducciones realizadas pasan por una revisión meticulosa de otro traductor antes de ser entregadas al cliente. ¡Cuatro ojos ven más que dos! Esta es una verdad que se aplica en especial para que el servicio prestado sea digno de la confianza que el cliente ha depositado en el profesional.

  • Relación directa con el cliente, sin intermediarios, sin comisiones

Para encargos de traducción no es lo mismo contratar a una agencia que a un traductor autónomo. La ausencia de un intermediario comercial permite consultas directas entre el traductor y el cliente, y esto mejora la comunicación  y la calidad. La relación es ágil y la tarifa es más competitiva porque no hay margen de agencia.

  • Respuesta inmediata y puntualidad en la entrega

En el momento en que se recibe una solicitud, sea de traducción, sea de interpretación o locución, el cliente recibirá enseguida una respuesta. De nada sirve tener una web si luego no se atiende al teléfono o al correo electrónico. No tiene sentido abarcar mucho trabajo si luego no se cumplen los plazos de entrega.

  • Presupuestos personalizados y ajustados según la dificultad del proyecto, el plazo de entrega y el volumen

No es lo mismo traducir un libro que un manual técnico, una carta comercial o una pagina web sobre turismo rural. No es lo mismo un contrato que un menú de restaurante. El volumen y el plazo también cuentan a la hora de confeccionar el presupuesto; cada proyecto de traducción necesita un tratamiento diferente, y sus particularidades se reflejan en el correspondiente presupuesto.

  • La pasión por un oficio mueve montañas

No hay nada mejor en la vida que hacer lo que gusta y tener vocación para ello. Si el trabajo se desempeña con pasión, la mitad del éxito está asegurada. La otra mitad viene dada por la profesionalidad y el esmero. Un proyecto llevado a cabo con éxito satisface a ambas partes: el cliente recibe lo que necesita y el profesional queda doblemente satisfecho.

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